ROBERTO EL "POETA" DE PEÑAROL |
MI VIDA PEÑAROLENSE
Mi nombre es Roberto Martín Robles Méndez, nací 22/4/ 1951 y crecí dentro del seno de un hogar netamente de tinte y pasión peñarolense en el barrio Las Acacias cerca del pueblo Ituzáingo Maroñas un barrio obrero muy humilde pero de gente sana y trabajadora, personas que hacían de la vida un atajo rumbo a la amistad y solidaridad y metido en ese bello mundo de caballos, carros, domas, yerras y varias canchas de futbol como la del Fantasma, Maroñas, Rancagua, Lucero, El Poligono, La Puasa, La Escuelita, San Martín Mendoza, LAS ACACIAS donde durante años pasaba el día metido y jugaba en inferiores de PEÑAROL hasta la reserva y practicabamos contra los "monstruos" del primer equipo y adjunto a esas alegrias estaba en mi alma el trabajo, la poesía y el canto y me fui templando junto a grandes guitarristas y cantantes que en tardes de sábados y domingos triunfales dejaban las melodías de los que festejaban cuando un “pingo” el del Studs de sus amores lograba alzarse con la victoria de algún clásico importante. Y en los boliches de paredes viejas y el humo del tabaco negro se alegraban las noches con las melodías de los cantores de turno que jamás faltaban a esas citas que ya eran cotidianas en el vivir del barrio. Finales cabeza a cabeza, boletos rotos, alegrías y amarguras pero en las noches se desataba el tronar de los tambores, las guitarras y los cantos y ahí fuí creciendo, junto a los peones de studs, jockey y gente de paso que se embriagaban de música, vino añejo, rienda suelta y fusta bajo el brazo. Y nuestro canto creció con el andar del tiempo y se fue templando de poesías que mis padres y abuelos escribían y que sentían dentro del alma y yo seguí por ese mismo camino y cantaba y recitaba a toda voz por ese barrio de fragante alfalfa y candentes aplausos. Y en ese bello vivir nuestro amor por PEÑAROL estaba siempre presente y en la semana para hacer unas monedas para pagar la entrada juntabamos huesos, botellas, hierro, cartón, vidrios, etc. que luego vendiamos en un cambalache y en varios bares durante la semana pediamos diarios viejos para que los hinchas se sentaran en las tribunas y haciamos algunas monedas más. Recuerdo que no podia costear una bandera de tela porque era muy cara y con papel cometa y engrudo las haciamos y las cuidabamos como si fueran de seda, años "cincuenta y sesenta”. Estando en el estadio me junte con muchas barras y nunca busque problemas pero nunca le rehui a nada! Cantaba y festejaba con pasión en cada partido porque en aquellos años nuestro Peñarol arrasaba con todos los torneos que jugabamos. (Nuestro primer "quinquenio"). Viví las diez finales de las Libertadores que jugamos. Iba a los talud que era lo más baratos y luego saltába a la Colombes o Ámsterdam, en aquellos tiempos me sentába solo entre hinchas de todos los cuandros y muchas veces habia problemas pero todo quedaba en unas cuantas trompadas y nada más! Ya hace cincuenta y cinco años que estoy en el hormigón de las tribunas siguiendo a nuestro PEÑAROL y en la década de nuestro segundo quinquenio cuando estábamos proscriptos por el periodismo deportivo, me dedique a escribir poesías y canciones a nuestro PEÑAROL como acto de rebeldía y las recitaba en programas de radio como señal de lucha y para que supieran que los peñarolenses estábamos al firme siempre y recuerdo que algunos muchachos de la Ámsterdam me pusieron "el poeta de Peñarol" y ese apodo me quedo. Y sobre fútbol conocí y viví muchas cosas fantásticas de otros tiempos pero en esa década de lo sesenta logramos culminar nuestro primer quinquenio, siete campeonatos Uruguayos con un invicto de tres años y un mes, un records que jamas será igualado en el mundo de 56 partidos sin conocer la derrota agosto año 1966 a septiembre 1968, tres Libertadores, dos veces campeones Intercontinentales, una Supercopa de campeones del mundo año 1969. Claro que en estos días hay más conocimiento y se están haciendo muchas cosas a todo nivel y nuestra maravillosa hinchada la mayor, mejor y más alegre del mundo siempre esta trabajando muy duro para que nuestro PEÑAROL retome el camino de las grandes hazañas que es por lo que en el mundo se nos reconoce y respeta. Y sobre si soy "poeta" eso lo dejo a criterio de las personas, yo escribo lo que sale de mi corazón y me esfuerzo con todo mi sentir por los colores de mi amor PEÑAROL.
Mi nombre es Roberto Martín Robles Méndez, nací 22/4/ 1951 y crecí dentro del seno de un hogar netamente de tinte y pasión peñarolense en el barrio Las Acacias cerca del pueblo Ituzáingo Maroñas un barrio obrero muy humilde pero de gente sana y trabajadora, personas que hacían de la vida un atajo rumbo a la amistad y solidaridad y metido en ese bello mundo de caballos, carros, domas, yerras y varias canchas de futbol como la del Fantasma, Maroñas, Rancagua, Lucero, El Poligono, La Puasa, La Escuelita, San Martín Mendoza, LAS ACACIAS donde durante años pasaba el día metido y jugaba en inferiores de PEÑAROL hasta la reserva y practicabamos contra los "monstruos" del primer equipo y adjunto a esas alegrias estaba en mi alma el trabajo, la poesía y el canto y me fui templando junto a grandes guitarristas y cantantes que en tardes de sábados y domingos triunfales dejaban las melodías de los que festejaban cuando un “pingo” el del Studs de sus amores lograba alzarse con la victoria de algún clásico importante. Y en los boliches de paredes viejas y el humo del tabaco negro se alegraban las noches con las melodías de los cantores de turno que jamás faltaban a esas citas que ya eran cotidianas en el vivir del barrio. Finales cabeza a cabeza, boletos rotos, alegrías y amarguras pero en las noches se desataba el tronar de los tambores, las guitarras y los cantos y ahí fuí creciendo, junto a los peones de studs, jockey y gente de paso que se embriagaban de música, vino añejo, rienda suelta y fusta bajo el brazo. Y nuestro canto creció con el andar del tiempo y se fue templando de poesías que mis padres y abuelos escribían y que sentían dentro del alma y yo seguí por ese mismo camino y cantaba y recitaba a toda voz por ese barrio de fragante alfalfa y candentes aplausos. Y en ese bello vivir nuestro amor por PEÑAROL estaba siempre presente y en la semana para hacer unas monedas para pagar la entrada juntabamos huesos, botellas, hierro, cartón, vidrios, etc. que luego vendiamos en un cambalache y en varios bares durante la semana pediamos diarios viejos para que los hinchas se sentaran en las tribunas y haciamos algunas monedas más. Recuerdo que no podia costear una bandera de tela porque era muy cara y con papel cometa y engrudo las haciamos y las cuidabamos como si fueran de seda, años "cincuenta y sesenta”. Estando en el estadio me junte con muchas barras y nunca busque problemas pero nunca le rehui a nada! Cantaba y festejaba con pasión en cada partido porque en aquellos años nuestro Peñarol arrasaba con todos los torneos que jugabamos. (Nuestro primer "quinquenio"). Viví las diez finales de las Libertadores que jugamos. Iba a los talud que era lo más baratos y luego saltába a la Colombes o Ámsterdam, en aquellos tiempos me sentába solo entre hinchas de todos los cuandros y muchas veces habia problemas pero todo quedaba en unas cuantas trompadas y nada más! Ya hace cincuenta y cinco años que estoy en el hormigón de las tribunas siguiendo a nuestro PEÑAROL y en la década de nuestro segundo quinquenio cuando estábamos proscriptos por el periodismo deportivo, me dedique a escribir poesías y canciones a nuestro PEÑAROL como acto de rebeldía y las recitaba en programas de radio como señal de lucha y para que supieran que los peñarolenses estábamos al firme siempre y recuerdo que algunos muchachos de la Ámsterdam me pusieron "el poeta de Peñarol" y ese apodo me quedo. Y sobre fútbol conocí y viví muchas cosas fantásticas de otros tiempos pero en esa década de lo sesenta logramos culminar nuestro primer quinquenio, siete campeonatos Uruguayos con un invicto de tres años y un mes, un records que jamas será igualado en el mundo de 56 partidos sin conocer la derrota agosto año 1966 a septiembre 1968, tres Libertadores, dos veces campeones Intercontinentales, una Supercopa de campeones del mundo año 1969. Claro que en estos días hay más conocimiento y se están haciendo muchas cosas a todo nivel y nuestra maravillosa hinchada la mayor, mejor y más alegre del mundo siempre esta trabajando muy duro para que nuestro PEÑAROL retome el camino de las grandes hazañas que es por lo que en el mundo se nos reconoce y respeta. Y sobre si soy "poeta" eso lo dejo a criterio de las personas, yo escribo lo que sale de mi corazón y me esfuerzo con todo mi sentir por los colores de mi amor PEÑAROL.
Roberto Martín Robles Méndez